Los hongos psilocibios son consumidos en uso ritual chamánico en contexto sagrado, desde tiempos inmemoriales, así lo demuestran las pinturas prehistóricas del desierto del Sahara en las cuevas de Tassili al sur de Argelia, tienen una datación de más de 7 mil años de antigüedad.
La psilocybina pertenece al grupo indol, es una triptamina que al ser ingerida se desfosforila a psilocina que tiene una estructura similar a la serotonina, la psilocina actúa como un agonista parcial en los receptores, 1A, 2A, 2C y 1D de serotonina 5-HT, en intestino y cerebro.
Interrumpe los procesos inhibitorios, bombardeando con imágenes sin permitir usar el mecanismo para procesarlas, decir que genera alucinaciones o distorsión de la realidad no es del todo correcta. La modulación de la percepción en los estados inducidos por la psilocina da lo que conocemos como disolución del ego, al sentir que se desdibujan los límites corporales y el entorno, dejamos de estar centrados en nosotros y expandirnos alrededor, surgiendo una profunda introspección y gran conexión de ideas. El estado extático de la experiencia per se, además de dar remedio a enfermedades mentales, puede trascender aún más teniendo un efecto místico en nuestra consciencia.